Fuimos a cucao, la playa me provocó una sensación entre magia y horror. Estábamos ya en mar abierto. La olas eran gigantes, fuertes y venían de lo más profundo. Al mar lo respeto y es lo más hermoso del mundo, amo con todo mi corazón al mar y quisiera todo mi cuerpo ser parte de el, pero hoy me asustó. Había una bruma encandilante y penetrante, la arena te quería comer y me sentí como un pollito perdido en el mundo. Sentí la enormidad de la tierra y con todo mi miedo la amé mucho más y le pedí al cielo irme... pero también le pedí al mar quedarme.
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